No sé qué expresión es más correcta: Caminaba
por la ciudad, paseaba por mi barrio, o rulaba por la calle donde nací.
Bueno la verdad es que da igual, yo siempre
digo que andaba por la vida. Estaba buscando algo de magia, que como bien
sabéis, la puedes encontrar en tres estados, un estado sólido, otro que puede
ser líquido, y el menos referente el gaseoso.
La primera con la que tropecé, fue con la
magia en estado gaseoso, esta magia es muy llamativa, te hace fijarte en ella
con mucha atención; pero es muy poco duradera, es tan volátil, que dura escasos
segundos, no llegas ni a emocionarte con ella.
La segunda, tardé un tiempo en encontrarla, ésta le encontré en estado líquido, su atracción es fuerte, porque es
tremendamente sutil y muy atractiva, antes de darte cuenta ya te ha enganchado;
pero como su predecesora , su duración es efímera, dura escasos minutos, la decepción
es aún mayor que la anterior, parece oro pero sólo es hojalata.
Decepcionado por aquellos dos encuentros, que
tan sublimes subidones me habían provocado, para luego haberme dejado caer
desde la altura más atroz, me hizo perder la fe en la magia.
Pasaron
los años, jamás volví a pensar en la ilusión de tan poderosa atracción, así que
anduve perdido por los océanos de la tierra, sin más rumbo que el que me
marcaban las estrellas.
Un día llegado a un puerto, tan surrealista
como lo era mi vida desde que perdí la ilusión de encontrar la magia,
sorprendentemente, ¡sin buscarla!, ¡sin desearla!, ¡sin soñarla! ¡Apareció ella!, la
magia en estado sólido. Esta al contrario que las dos que tanto me habían
defraudado, me lleno de calidez el alma, de sosiego el corazón, de ganas de
vivir por ella.
Esta al contrario de todas las que yo había
conocido, era tan duradera como lo sería mi vida, así que me volvió a llenar de
ilusión, de amor sincero, y sobre todo me devolvió la confianza en ella. Así
que la cogí de la mano, y fue mi compañera en los buenos y en los peores
momentos; jamás la solté de mi mano, porque sabía que nadie en este mundo haría
tan desinteresadamente, lo que ella haría por mí.
Yo la protegí, la sigo protegiendo, y la
protegeré, hasta que el futuro se nos vaya apagando, cual vela al ritmo de la
música más sutil jamás creada… la música que generan nuestros corazones, al
estar abrazados.
Nadavepo.
Ninguna definición es tan sutil como la que tu has hecho sobre la magia ..En esta no hay trucos, ni sombreros donde aparezcan palomas .En ella veo otras cosas más bellas, como son la generosidad, la amistad, la complicidad, y el amor integro, sin egoísmos , dar por el hecho de ofrecer lo mejor de cada uno ..Un relato bello y valga la redundancia MÁGICO..
ResponderEliminarUn abrazo y gracias por este texto tan lleno de cosas bellas ..Feliz semana y nunca pierdas la magia que hay en ti.
La magia para mi es eso, generosidad, complicidad, amor verdadero. Y lo más irónico, es que todos tenemos la capacidad de hacer magia, pero muy pocos logramos hacerla, porque para hacer magia hay que practicar, sobre todo a ser mejor persona. Gracias por tu encantador comentario, es un lujo para mi poder leerlo, feliz semana y que la magia te acompañe.
ResponderEliminar