Tropezamos con la fuerza de un tren hace
años, hasta en mi estómago sonaban como mariposas aleteando, el eco de mi
corazón. Fueron unos días grabados a fuego en mi mente, todo era maravilloso, la
vida la veíamos a través de los indescriptibles colores de un caleidoscopio; subíamos
a una montaña rusa al levantarnos, y sólo nos bajábamos al acostarnos, porque dejábamos
la noche para hacernos el amor, pero sin hacernos daño.
Esa fue nuestra vida durante mucho tiempo, ¡pero
imbécil de mí! Me bajé de las curvas y giros de la montaña rusa, para caminar
en el amor en una vía de línea recta. Yo sabía que me querías, ¡a rabiar! Porque
no te habías bajado de aquella montaña rusa; y sé que jamás te bajarías de ella.
Tu amor fue siempre desinteresado, el mío se volvió
plano; tu amor no tuvo límites, el mío fue acotado; me dabas calor, yo siempre
te daba la espalda al acostarnos; me querías con una fuerza descomunal, yo había
perdido el fuelle con los años; amabas cada lunar de mi cuerpo, yo desconocía
cuántos tenías.
Mi amor se volvió plano, porque lo daba todo
por hecho. Yo te quería, ¡Sí! Pero había dejado de demostrártelo, porque la
comodidad de tenerte, me hizo dejar cultivar esos granos de amor, que sin
recelos tú siempre me das; que feo fue acostumbrarme a no devolverte el amor,
que sin pedirte tú siempre me das.
Pasado algún tiempo más, te tuviste que
marchar; en ese mismo momento es cuando empezó mi pesar. No podía conciliar el
sueño, porque no oía tu respirar; dejé de comer, porque en frente de mi plato
no estaban tus manos; dejé de asearme, pues no estabas tú para quitar el vaho
de mi cristal; dejé de salir, pues me faltaba oír tu voz para sonreír.
¡Qué oscuro se me tornó todo!, incluso leyendo
tus cartas, mi corazón no entraba en caja; cuánto deje de decirte, por
acostumbrarme a lo que daba por hecho que jamás me faltaría, tu amor envuelto
en tu sonrisa.
He tenido que estar un tiempo separado de tí,
para darme cuenta de lo que te quería, que la comodidad en el arte del amor, es
mala compañía; y tuve que extrañarte para saber lo tremendamente que te quería,
por eso ahora sé que para amar, lo primero de todo es entrañar, echar de menos
durante algún tiempo a la persona que te quiere, que te ama, que por tí brama
adoración, que te lo deja todo escrito en un renglón… Ese renglón que yo dejaré
escrito, para decirle a Dios que lo he entendido.
Nadavepo
Has hecho un buen resumen de lo que no se debe hacer, y es dar todo por hecho y menos en el amor ..Hay líneas que son tan finas que parecen invisibles y al igual que se ama,y se desea, se deja hacerlo.La palabra extrañar es que te da la voz de alarma de que algo raro ocurre, es entonces cuando te preguntas porque extrañas a esa persona ...la respuesta ya la has dicho y con tu permiso añadiría" hay tantas veces que echas de menos alguien que te gustaria tenerlo aunque solo fuera en sueños" ...pero sabes qué es lo mejor, que todo en esta vida tiene solucion jajaj terminemos con sonrisas que sino nos la melancolía ..Gracias por esta entrada llena de emociones y como siempre con una magia especial . Un fuerte abrazo .
ResponderEliminarTodo es volátil, hasta el amor. Pero pienso, que si andamos primero el camino al revés, o sea, deseamos y extrañamos antes de creernos que el amor lo tenemos a perpetuidad, podríamos llegar ha estar dentro de un amor tan sólido, que no habría tempestad que lo derribara. Bueno esto es mi humilde opinión, Gracias querida amiga, por estos comentarios que tanto me hacen reflexionar.
EliminarUn fuerte abrazo con cariño.